sábado, 24 de noviembre de 2012

Capítulo 21 La carrera

-¡Mmm…tortitas! –exclamó Will feliz como un niño con un caramelo. – ¿Desayunamos en el porche?

-¡Vale! –acepté encantada.

Cogimos los platos con las tortitas y los vasos de leche y lo llevamos todo a las mesas del porche de la casa. Nos sentamos en una especie de banco-columpio de madera con cojines y mantas encima. Empezamos a devorar las dulces tortitas, nunca me habían gustado demasiado pero tenía que reconocer que aquellas estaban realmente deliciosas. Comíamos en silencio hasta que estallé en risas cuando miré a Will a la cara, por la cual resbalaba sirope de chocolate.

-¿Otra vez riéndote de mí, J? –preguntó divertido con la boca llena.

-¿Pero tú te has visto? –reí. –Eres un caso aparte, cielo. –añadí cogiendo una servilleta y limpiándole el sirope con cuidado.

-Gracias. –sonrió dándome un beso en la mejilla.

Seguimos comiendo en silencio, pero no en un silencio incómodo, era agradable. Yo, como siempre, comía mirando un punto fijo en el horizonte algo distraída cuando de repente empecé a escuchar una dulce voz cantando muy bajito. Giré mi cabeza hacia la derecha y se cayó de repente, era Will. Pensaría que no le había escuchado, le miré fijamente. Se había puesto rojo.

-¿Creías que no te oía? –dije distraída y me miró sonrojado, fijando la vista seguidamente en el suelo. –Cantas muy bien.

-Bah, no mientas. –dijo tímido.

-No miento, en serio, cantas bien, Will. –dije sonriéndole sincera.

-Si tú lo dices…

-Claro que lo digo yo, ¿Quién sino?

Le miré, seguía cabizbajo pero noté como sonreía. Le tomé la barbilla suavemente e hice que me mirara sonriendo.

-Canta. –dije sonriéndole ampliamente.

-Me da vergüenza. –dijo girando la cabeza.

-Vamos, ya te he oído cantar, ahora no te puedes negar. –dije poniendo cara de cachorrito. –Por favor, hazlo por mí. Canta para mí, por favor.

-Uf… -resopló. –Está bien, ¿qué quieres que cante?

-No sé, ¿lo que estabas cantando quizá?

Cerró los ojos y se mordió el labio inferior para tranquilizarse, supongo. Aun así no entendía porque le daba tanta vergüenza. De pronto, una voz increíblemente dulce y armoniosa empezó a sonar a capela haciendo que me saliera de mis pensamientos y me dejara llevar por ella.

-Come up to meet you, tell you I’m sorry, you don’t know how lovely you are…

No le había oído cantar nunca, y aquella vez, la primera vez que le oí, quedé atrapada por su voz. Era preciosa, simplemente preciosa. Cantaba The Scientist de Coldplay, era su canción favorita. Lo recordaba de hacia un par de semanas cuando me lo dijo. Me había quedado como hechizada, pero volví a la realidad cuando terminó. Me quedé con la boca abierta, alucinada. Estaba completamente ruborizado, qué mono…

-¿Has pensado en cantar profesionalmente, Will? –dije seria y sonrió negando con la cabeza.

-En realidad, sí, pero hay un problema, tengo miedo escénico así que de poco me sirve. –rió tímidamente.

-Oh, pero eso se puede solucionar, tienes una voz preciosa, no la puedes desaprovechar. –afirmé con expresión seria.

-Vaya…iba en serio. –dijo algo ruborizado de nuevo. Asentí sonriéndole y le besé suavemente en los labios, a lo que él respondió en seguida.

Llevamos los platos de nuevo a la gran cocina y subimos a vestirnos ya que Beth llegaría de un momento a otro para llevarnos a algún sitio. Me puse unos shorts con encaje blanco en el dobladillo, mi camiseta gris de The Beatles, y mis Vans negras. Me dejé el pelo suelto, largo y ondulado por la cintura. Cogí un mi pequeño bolso negro de topos blancos y metí dentro el móvil y algo de dinero. Will llevaba puesta una camisa de cuadros verde de manga corta y unos tejanos cortos junto con unas Vans también verdes.

De pronto picaron al timbre, así que abrimos la puerta, y ahí se encontraba una sonriente Beth deslumbrante. Llevaba puesto una camisa de flores blanca y rosa que le quedaba francamente bien, unos shorts tejanos y unas sandalias romanas blancas. Conjunto sencillo pero esta guapísima. Esta vez no llevaba el pelo recogido, sino que había dejado su melena lisa suelta.

-¡Hola chicos! –dijo muy alegre abrazándonos a los dos.

-Buenos días. –dijimos los dos a la vez sonriéndole. – ¿Adónde has pensado ir? –preguntó Will.

-Mmm…es una sorpresa, seguidme. –terminó con tono misterioso.

Bajamos las escaleras del porche y empezamos a andar por la enorme pradera que rodeaba la granja. Anduvimos unos minutos hasta llegar a lo que parecía el principio de un bosque. Avanzábamos por el camino de tierra en silencio, observando los árboles hasta que el camino llegó a su fin. Alcé la vista observando el paisaje, al fondo se veía una montaña bastante alta, y en el valle, a los pies de la montaña había una vieja granja parecida a la de la casa de los abuelos de Will. Beth sonrió e indicó con la cabeza la granja.

-¿Qué tal una carrera? ¿Cómo en los viejos tiempos, Will? –propuso ella. Asentí sonriendo mientras Will negaba con la cabeza riendo.

-¿Carrera? –preguntó con cierto sarcasmo. – ¿De verdad queréis perder? Está bien pero con una condición.

-¿Condiciones? Ya empezamos… ¿no puede ser una carrera normal? –reí resoplando. Negó con la cabeza y suspiré.

-Una carrera sin condiciones no es una carrera. –respondí sonriendo malvadamente.

-¿Entonces qué condiciones pones tú? –preguntó Beth.

-Mm…veamos, si gano yo, mañana pasaremos todo el día jugando al tenis y a básquet. –explicó. Mierda, tenis, el deporte que más odiaba y que peor se me daba. El básquet ni fu ni fa, estaba bien.

-Joder, ¿no puede ser otra cosa? –dijimos las dos a la vez. Hubo unos segundos de silencio y estallamos en carcajadas por el comentario.

-Sois las dos igual de quejicas. –dijo él. – ¿Qué condiciones proponéis vosotras?

Me acerqué a Beth para hablar con ella en privado y nos alejamos de Will un poco dejándolo marginado. Tan solo era para pensar en las condiciones.

-¿Y bien?

-Si nosotras ganamos, tendrás que pasar un día entero comiendo y bebiendo tan solo zumo de naranja y zanahorias. –le expliqué mientras Beth asentía satisfecha.

-¿Qué? Seréis cabronas… -bromeó mirándonos mal.

-Vale, ¿empezamos ya o qué? –dijo Beth. Los dos asentimos y nos pusimos en fila. –Bien, a la de tres y sin trampas, ¿queda claro? ¿Eh Will?

Asintió riéndose a carcajadas.

-Calla que me desconcentras. –dijo suspirando y mirando hacia adelante

-A la de tres, una…dos…y…TRES. –chilló Beth. En cuanto dijo “TRES” empezamos a correr pradera abajo hacia la granja.

Nunca se me había dado demasiado bien lo de correr. De hecho, en el colegio siempre terminaba perdiendo estas carreras tontas porque me ponía nerviosa. Pero a decir verdad, Will y Beth eran bastante peores que yo corriendo así que tuve ventaja. Corríamos velozmente, yo iba en cabeza cuando sentí que Will me cogía y me levantaba por los aires. Entonces, me soltó dejándome atrás y siguió corriendo, mientras Beth pasaba por delante de mí en esos instantes.

-¡Tramposo!  -chillé desde el suelo. Me levanté rápidamente y seguí corriendo monte abajo.

Llegué exhausta a la granja, me iba a dar un ataque cardíaco de tanto correr. Una razón más por la que no me gustaba hacer deporte. Beth se encontraba tumbada en el suelo respirando con cansancio. Y Will estaba sentando en el césped observándome con una sonrisa pícara.

-Capullo, eres un tramposo. –dije sentándome a su lado y pegándole en el brazo.

-Esa boca, J. No dices más palabrotas porque no te da tiempo. –dijo mirándome con esa sonrisa que me derretía, bueno a mí y a cualquiera.

-Mira quién fue a hablar, será que no dices tú palabrotas ni nada. –me quejé tumbándome.

-No tantas como tú. –respondió tiernamente.

-Es parte de mi carácter, acéptalo guapo. –dije sin mirarle.

-Gracias por el cumplido. –rió acercándose a mí y dándome un beso. –Pero tú más.

-Por favor, no seáis tan cursis. –saltó Beth riéndose. –Me dan arcadas, en serio.

Nos levantamos los tres y sacudimos nuestra ropa llena de césped. Al parecer, la granja era de los padres de Beth, ella vivía allí durante todo el año. Nos condujo hasta el establo repleto de caballos y trajo varias botas de montar.

-Espera, no me lo digas, ¿vamos al Valle de los Conejitos, verdad? –preguntó Will emocionado y dando saltos de alegría.

-¿Al Valle de los Conejitos? –reí sorprendida por el nombre, y ellos me miraron serios.

8 comentarios:

  1. Asdfghjsdf*-* Valle de los conejitos, ¿en serio? JAJAJA :___) En fin, que ha estado muy bien. Carrots, carrots, everywhere:')
    Te quiero mucho petarda xxx

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Jajaja sí*-* Thank you petarda<3 :") Yo también cielo xxx

      Eliminar
  2. Woo me encanto jajaja,Will y Júlia son tal para cual :3 y Carrots sdjakldja muero .__. eres Directioner? Te amo preciosa! Besos

    ResponderEliminar
  3. Hola te invito a mi blog !

    http://angelithaps.blogspot.mx

    ResponderEliminar
  4. ¿Cuando sigues? Me muero por saber que pasará, besos preciosa :*

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Espero que pronto,lo tengo bastante abandonado.Besos guapísima xxx

      Eliminar