Abrí el portal y vi a Will,
sosteniendo un ramo de flores rosas en una mano, girado. Él me vio y corrió
abrazarme. Llevaba puesto una camisa blanca, unos tejanos y una americana, le
quedaba muy bien ese conjunto. Su abrazo fue cálido, cariñoso y breve, me gustó
mucho como olía, a esa colonia de hombre que nunca recuerdo su nombre.
-¡Hola preciosa! Esto es
para ti. –dijo siempre sonriente dándome el ramo de flores. –Estás guapísima.
-¡Muchas gracias Will! Tú
también. –contesté con una sonrisita estúpida en la cara.
Su coche estaba aparcado
unos metros más adelante. Cuando me disponía a entrar en el coche, él se adelantó
y me abrió la puerta. Vaya, no sabía que los chicos fueran tan caballerosos
aquí, como en las películas. Fuimos charlando todo el trayecto hasta llegar a
casa de su amigo. Estaba en un barrio muy bonito de Nueva York, todas las casas
eran grandes y con preciosos jardines y piscinas, parecían de nuevo las de la
tele. Aparcó su coche en un buen sitio cercano a la casa y me volvió a abrir la
puerta rápidamente sin que yo me diera cuenta de lo que hacía.
-Gracias. –susurré con mi
mejor sonrisa.
-No hay de qué, princesa.
–me dijo aun sonriendo. –Vamos, seguro que te gusta la fiesta.
Sonreí como respuesta. Me
impresionó bastante, todo hay que decirlo, el ambiente que había. La casa era
realmente bonita y parecía muy grande. Entramos en el jardín donde estaba la
mayoría de gente tomando algo de beber.
-¿Conoces a todo el mundo de
esta fiesta? –le pregunté a Will tímidamente.
-Bueno, más o menos. A la
mayoría sí pero hay caras que no creo del todo recordar. –contestó amable.
Solté una tonta risita
cuando me cogió de la mano y me llevó hasta un grupo de chicos que hacían
tontas bromas y reían los unos de los otros.
-Ven Júlia, te voy a
presentar a mis amigos y al anfitrión de esta fiesta. –me dijo acercándose a mi
oreja con voz suave, yo asentí y nos acercamos al grupito de chicos.
-Chicos, ella es Júlia
–presentó dirigiéndose a ellos y después a mí. –Júlia, estos son Danny, Sam,
Erik y Brian. –me fueron abrazando todos de uno en uno mientras yo intentaba
recordar sus nombres y sus caras. Danny era un chico bastante alto, de ojos
marrones y pelo castaño oscuro. Sam era un poco más bajito, tenía unos
brillantes ojos verdes y pelo rubio muy claro. Erik parecía un chico muy guapo,
de estatura mediana, ojos grises y pelo castaño. Y por último Brian, un chico
muy alto, de ojos color miel y pelo negro azabache.
-Encantados Júlia.
–asintieron los cuatro. Eran chicos majos y divertidos.
-Igualmente, jeje. Me alegro
de conoceros. –contesté en tono cortés. –Y bueno, ¿De quién de vosotros es la
fiesta? –añadí rompiendo el hielo.
-Es mía. Hoy es mi
cumpleaños. –dijo Brian dedicándome una gran sonrisa. –Como si estuvieras en tu
casa…
-¡Muchas felicidades! Y
gracias. –dije abrazándole de nuevo.
-Bueno Júlia, ¿Qué te parece
si te enseño un poco esto? –preguntó Will y yo asentí con mi estúpida sonrisa.
–Chicos, os vemos luego.
Me cogió la mano y me llevó
a dentro de la casa para seguir enseñándomela. Había bastante gente pero no
tanta cómo fuera. Brian tenía una casa bastante bonita, estaba bien decorada
con tonos ocres i beige. Había un gran sofá en medio del salón donde varias
parejas estaban sentadas bebiendo y besándose. Dimos una vuelta por toda la
planta baja de la casa y por el jardín. Nos acercamos a una mesa donde había
comida y bebidas. Escogí una Coca Cola,
no me apetecía nada beber alcohol. Will tampoco quiso beber alcohol y cogió un Sprite.
-¿Tú no bebes alcohol?
–pregunté curiosa.
-Normalmente no, no me
sienta nada bien. Las únicas veces, lo poco que he bebido he estado vomitando
horas y pasándolo mal. Así que prefiero no beber. –contestó con orgullo. -¿Y
tú?
-Yo tampoco, no creo que sea
necesario beber para pasarlo bien. –expresé con una media sonrisa.
-Estoy de acuerdo. –añadió
Will. –Por cierto, ¿Qué te parecen las fiestas neoyorquinas? ¿Son parecidas las
españolas?
-Me encanta la fiesta, el
ambiente es genial. Bueno, quizá se parezcan un poco pero la mayoría de gente
en España no tenemos estas casas para poder celebrar fiestas así. Aun así la
gente se las arreglas para montar buenas fiestas.
-Jajaja, me encantaría ir a
una. Los españoles estáis un poco locos según dicen. –contestó riendo. –Siempre
he soñado con ir a Pacha Ibiza, tiene
que ser una pasada.
-Jeje, no sabía que fueras
tan fiestero. A mí también me gustaría ir. –dije yo recordando aquella vez que
fui de vacaciones a Ibiza, era un
lugar precioso con playas increíbles.
Will y yo dimos unas vueltas
más por el jardín mientras me iba presentando a gente que conocía. La gente,
por lo general, era muy amistosa y amable. La fiesta realmente parecía una de
las típicas películas americanas, era genial estar allí. Estuvimos charlando
durante un rato con unas amigas suyas y fuimos a picar algo, teníamos un poco
de hambre. Estábamos sentados en unos sofás en el jardín cuando vinieron los
amigos de Will, comenzamos a charlar y a reír, me caían realmente bien. Nos lo
estábamos pasando genial cuando de repente llamaron a Will al móvil, sonaba la
canción Drive by de Train, recordaba haberla escuchado en un
anuncio de las cervezas San Miguel.
-Perdonad chicos, vuelvo
dentro de nada Júlia. –dijo cogiendo su móvil. –Cuidadme a Júlia o sufriréis
las consecuencias. –dijo riendo. Era increíble la confianza que tenían los unos
en los otros y las bromas que se hacían entre ellos constantemente. Me
encantaba eso de ellos, eran amigos de los de verdad, estaban constantemente
bromeando sin importarles quién los mirara o los criticara.
-No te preocupes Romeo. Te
la cuidaremos perfectamente. –contestó Erik guiñándome el ojo.
-Y bueno Júlia, ¿Qué te
parece la ciudad? ¿Te gusta? –preguntó Danny curioso.
-Sí, es un lugar increíble.
Me encanta, lo estoy pasando genial. –dije yo feliz de estar allí.
Seguimos riendo y bromeando
durante un rato; me estaba divirtiendo muchísimo con aquellos encantadores
chicos. Will volvió unos diez minutos después de contestar al teléfono y se me
acercó para decirme algo:
-Júlia, Me preguntaba si
querrías ba-bailar conmigo. –me pidió Will tímido tendiéndome la mano.
-Ejem, ¡Cla-claro! –contesté
ilusionada cogiéndole la mano y levantándome del mullido sofá.
Will me llevó de la mano
hasta la pequeña pista de baile donde había muchísimas parejas bailando
acarameladas. Apoyé mis manos en un cuello y el las suyas en mi cintura
mientras le miraba a los ojos y sonreía. Terminó una canción que me sonaba pero
no recordaba su nombre y comenzó a sonar una de mis canciones favoritas Forever Young, era una versión de un
grupo británico llamado One Direction,
tenía que decir que me gustaba incluso más esta versión que la original.
-¡Me encanta esta canción!
–expresé alegremente rompiendo el incómodo silencio que me ponía nerviosa.
-Sí, es preciosa. –asintió
él. –Cómo tú jeje.
-Jaja, gracias. –reí
tontamente. ¿Realmente me había dicho eso? A mí Will me gustaba cada vez más
pero no sabía qué pensaría él de mí.
Estuvimos un rato bailando
cuando de repente me pareció ver a mi hermano bailando con una chica rubia. Me
parecía raro así que me acerqué un poco más a esa pareja y en efecto, eran
ellos. ¿Qué harían en esta fiesta?
-¡Lucas! –grité abrazándolo.
-¡Qué coincidencia! ¡¿Qué hacéis aquí?!
-¡Júlia! –dijo devolviéndome
el abrazo. –Lo mismo digo hermanita…
-¿Noah? Dios mío... –exclamé
corriendo a abrazarla. – ¡No pensé que te volvería a ver tan pronto!
-¡Julii! Me alegro muchísimo
de verte guapa. –contestó Noah sonriendo felizmente. – ¿Qué haces aquí?
-Un amigo, Will, me invitó a
esta fiesta, es de un amigo suyo. ¿Conoces a Will? –pregunté haciéndole un
signo a Will para que se acercase a nosotros.
-Eh…No –dijo pensativa,
seguramente intentando recordar su cara.
-Bien, Will ella es Noah,
una amiga mía. –presenté dirigiéndome a mi amigo y luego a Noah. –Noah, él es
Will, nos conocimos hace unos días.
-Encantada de conocerte.
–contestó Noah cortésmente. –Me suenas de algo pero no te recuerdo del todo.
-Igualmente. Sí…creo haberte
visto antes en algún lugar. –se quedó pensativo.
Estuve un buen rato hablando
con Noah, le conté todo lo que me había pasado en los últimos días: T.J. Thyne, nuestras visitas por la
ciudad y le expliqué todo sobre Will; cómo le había conocido, qué se había ofrecido
a hacernos de guía turística por la ciudad, y sobre todo lo que pensaba de él.
Se lo tuve que contar todo, parecía Lucas haciéndome tantísimas preguntas sobre
Will. Y yo, decidí hacer lo mismo con ella:
-Y tú, ¿Qué me cuentas? ¿Qué
has estado haciendo estos días? –pregunté con curiosidad.
-Jeje, yo he estado unos
días en casa de mi abuela, ha estado un poco enferma y tenía que ir a cuidarla.
Me gustaría haberos llamado antes pero he podido por esa razón. –contestó un
poco apenada la rubia.
-¿Se encuentra bien tu
abuela ya?
-Sí, gracias. Ya está
muchísimo mejor. Aún es joven. –dijo Noah sonriendo de nuevo. –Bueno cambiemos
de tema.
-Claro, me toca a mí
preguntarte ahora. ¿Qué piensas de mi hermano? –pregunté pícara.
-Jaja, ¡Júlia! No me mires
así, Lucas es encantador. Me cae genial; es tan atento. Sabe escuchar pero no
sé Juli, no estoy segura. –río ella.
-Jeje, entonces… ¿Te gusta?
–pregunté directa.
-¿Qué? ¡No! Para nada...
–mintió ruborizándose.
-Ya…claro. –añadí arqueando
las cejas riéndome cuando Lucas, que estaba hablando con Will se acercó a Noah
y le propuso salir a bailar. Ella aceptó encanta, aunque su orgullo no le
permitiese admitirlo.
Me fijé en la forma en la
que se miraban los dos, bailaban abrazados, muy cerca. Se veía que los dos lo estaban
disfrutando. Lucas se acercó a su oreja, y le dijo algo en voz bajita, de lo
que ella se rió. Cuando me disponía a escuchar lo que se decían, mis
pensamientos fueron interrumpidos por Will, que venía a hablar conmigo.
-¿Crees que se gustan? –me
sobresalté cuando oí su voz detrás de mí.
-¡Ah! ¡Qué susto Will! No te
había visto. –expresé yo nerviosa. –Yo creo que sí, desgraciadamente los dos
son igual de cabezotas y orgullosos como para admitirlo.
-Jajaja, tienes razón.
–asintió él sonriéndome ampliamente. –Oye, ¿Te vienes conmigo a los sofás con
los chicos?
-¡Claro! Vamos… –contesté
yo.
Andamos en silencio hasta
los mullidos sofás de los que sus amigos no se habían movido en toda la fiesta.
Danny, Brian y Erik jugaban escandalosamente al Uno, mientras Sam besaba a una chica pelirroja, supuse que sería su
novia…O quizá fuese un rollo de una noche.
-¿Es esa chica la novia de
Sam? –pregunté casi sin pensarlo.
-Jaja, algo así. Tienen una
relación un poco extraña. Se quieren mucho pero no se lo toman como algo serio.
–me contó Will riéndose.
-¡Ei Will, Júlia! Venid a
jugar con nosotros. –vociferó Erik.
El tiempo pasó rapidísimo
jugando entre risas y trampas. Me divertía muchísimo en aquella fiesta; el
tiempo pasó volando.
-¡Eh! Eso es trampa, Danny...
–bromeé riéndome.
-Júlia, Júlia, es obvio que
no sabes perder... –dijo poniéndome la mano en el hombro intentado parecer
serio pero terminamos todos riendo de nuevo a carcajadas.
Discutíamos de broma
constantemente, me encantaba la fluidez con la que surgía la conversación y las
risas. Se notaba que la conversación no era forzada, ni las sonrisas que se
dibujaban en nuestras caras. Y así seguimos durante un par de partidas hasta
que decidimos irnos a casa. Fui a buscar a Lucas y Noah, que seguían en la pista
de baile. Luego Will me acompañó a casa e insistió en quedarse conmigo y
esperar a que llegase mi hermano a casa. Serían las 4 de la mañana cuando por
fin, Lucas regresó a casa. Le di las gracias por todo a Will, la verdad es que
era realmente un encanto y quedamos en vernos al día siguiente para ir a Times Square. Me metí en la cama
contenta y a la vez cansadísima de la fiesta y todo el día haciendo turismo.