-Ejem, ¿Cómo has entrado?
–pregunté aclarándome la garganta.
-Pues escalando. –le miré
sorprendida, cada día me sorprendía más. –Vives en un tercera planta, no es tan
difícil, jeje. Pero yo venía hablarte de-de unas cosas que, bueno, hace días
que te quiero decir.
Me quedé callada, esperando
a que me dijese lo que me tenía que decir. Quizá pensaréis que soy tonta pero
en esos momentos no tenía ni idea de lo que me iba a decir. Fueron unos
segundos de silencio incómodo que a mí me parecieron siglos, pero al fin, Will
sonrió y continuó:
-Han pasado muchos días ya
desde que nos conocimos y te quería decir que me lo paso genial contigo, cada
día mejor que el anterior. Y eso es todo. –explicó no muy convencido. Me quedé
paralizada aunque no sé porque yo ya sabía que no me tendría que haber hecho
ilusiones. A mí Will me gustaba pero está claro que él no sentía lo mismo.
-¿Y eso es todo? –solté con
un hilo de voz. Me aclaré la garganta y Will se quedó mirando al suelo. Me
sentía mal, fatal. No le gustaba pero yo me había enamorado como una tonta.
Will, que tenía la cabeza
gacha, tragó saliva y se aclaró la garganta. Mis ojos se humedecieron, estaba a
punto de romper a llorar pero de pronto, levantó la cabeza y me miró fijamente
a los ojos.
-No, eso no es todo. –dijo
nervioso. -¡Me gustas, Júlia! Me gustas desde el día que te conocí.
Me quedé sin habla, no podía
creer lo que acababa de oír. Quería decirle que sí, que él a mí también, quería
gritar que estaba enamorada de él. Pero la emoción me lo impedía; sentía una
mezcla de felicidad y de nervios.
-Por favor, di algo. No
aguanto estos silencios, son incómodos. –continuó él mirando al suelo y luego
de nuevo volviéndome a mirar a los ojos.
Me acerqué a él lentamente,
y cuando estábamos a escasos centímetros, le dije:
-Y tú a mí Will.
Will se acercó más a mí, y
nos fundimos en un largo beso; un dulce y suave beso. Nos tumbamos en mi cama y
nos seguimos besando un largo rato. Apoyé mi cabeza en su pecho y nos quedamos así toda la noche,
mientras él me acariciaba el pelo y de vez en cuando me susurraba cosas bonitas
al oído. Me quedé dormida rápidamente, me sentía muy a gusto con Will.
-Buenos días princesa. –me
despertó Will dándome un suave beso en los labios. Sonreí instintivamente y fui
abriendo poco a poco los ojos.
-Buenos días Will. –contesté
con voz ronca mañanera. – ¿Quieres desayunar?
-Sí, me muero de hambre.
–rió mi novio. Espera, ¿había dicho mi novio? Sonaba muy bien, MI NOVIO, repetí
en mi mente. Aunque, en realidad, aún no habíamos dejado claro que éramos, y
eso me desconcertaba un poco.
Fuimos a la cocina a
desayunar, y cuando llegamos vi una nota en la mesa. Era la letra de mi
hermano. La cogí y la leí:
He ido al hospital a ver cómo estaba Noah y su familia. No
volveré hasta esta noche. Nos vemos luego Júlia.
Besos,
Lucas xx
-¿Ocurre algo Juli? –me
preguntó Will.
-Eh, no. Nada. Lucas se ha
ido al hospital a visitar a una amiga, a Noah. –contesté dedicándole mi mejor
sonrisa.
-¿Noah? ¿Le ha pasado algo?
-No, a ella no. A su
hermana, tuvo un accidente la noche de la fiesta. –expliqué apenada, él
asintió. – ¿Qué quieres desayunar?
-Mmm… ¿Qué tal tortitas?
-¡Vale! –acepté dando
saltitos.
Se rió y buscamos los
ingredientes en la despensa de la cocina. Cogí el libro de recetas y empecé a
ojearlo, buscando la receta de las tortitas.
-Oye Will. ¿Tú sabes hacer
tortitas, verdad? –pregunté esperanzada.
-Jaja, pues claro. Soy
estadounidense Júlia. –afirmó riéndose.
-Pues me alegro porque yo no
tengo ni idea. –admití sonriendo.
-No te preocupes, yo te
enseño.
Estuvimos un buen rato
haciendo tortitas. Mejor dicho, Will las hizo. Se esforzó mucho por enseñare
pero yo soy un caso perdido en esto de cocinar. Les echamos nata y sirope de chocolate
por encima. Estaban buenísimas.
-Mmm… Eres un buen cocinero.
–reí masticando un trozo de mi tortita.
-Jaja, lo sé. –dijo con tono
de burla.
-Creído. –bromeé sonriente.
Se echó el pelo hacia atrás y dijo bromeando:
-Lo sé. –soltamos una fuerte
carcajada y el añadió sonriendo. –En serio, mi padre es cocinero. Tiene su
propio restaurante en San Diego.
Charlamos durante un rato
sobre nuestras familias, aún había millones de cosas sobre nosotros mismo que
no nos habíamos contado y era interesante ir descubriéndolas poco a poco. Terminamos
el desayuno y lo limpiamos todo. Will me dijo que tenía pensada una sorpresa
para mí y quedamos en que en una hora vendría a recogerme. Él se fue a su casa
a ducharse y cambiarse de ropa. Y yo hice lo mismo, anoche me había quedado
dormida con la ropa puesta del día anterior. Me di una ducha refrescante de
diez minutos y me fui a vestir. No tenía ni idea de que íbamos a hacer así que
no sabía qué ponerme. De pronto recibí un mensaje en el móvil de Will:
Se me olvidaba, Juliette. Ponte un bañador debajo de la ropa.
La toalla no te hará falta.
Te quiero guapa
Will xx
Quizá iríamos a la playa o a
alguna piscina. Me puse un bikini azul claro con topos blancos y encima una
camiseta blanca de tirantes holgada, unos shorts vaqueros rotos y mis bambas Converse blancas. Cogí una mochilita
marrón pequeña y metí el móvil, la cartera, las llaves y mi cámara de fotos. Fui
al baño y me hice una trenza de espiga al lado. Aún quedaban diez minutos así
que me senté en el sofá a esperar viendo la tele. Llamaron al timbre, Will
estaba esperando en el portal con el coche aparcado en la acera de enfrente.
Cogí mi pequeña mochila, salí de casa y bajé las escaleras a toda prisa. Abrí
el portal y ahí estaba él, mirando hacia su coche.
ME ENCANTO!! SABÍA QUE TARDE O TEMPRANO WILL Y JÚLIA SE HARIAN NOVIOS...BESOS Y SEGUI ASI... :)
ResponderEliminarJeje,ya se veía.¡Me alegro de que te guste!
EliminarBesos y gracias^^
De nada...besos también para ti...!
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