domingo, 7 de octubre de 2012

Capítulo 17 Cena con amigos

A la mañana siguiente, desperté por los rayos de luz que entraban por mi ventana. Eran las 12.30 de la mañana o así y me dolía todo el cuerpo. Hice la cama rápidamente y fui a desayunar. Aquella mañana tenía especialmente hambre por el hecho de que la noche anterior no había cenado. Me bebí un vaso de leche y comí un par de galletas. Decidí que hoy me iría a la playa un rato. A Lucas le pareció bien la idea, y en 15 minutos, los dos nos encontrábamos en el metro hacia Coney Island. Hoy era un día bastante caluroso y soleado; lo más normal en pleno agosto. Me había puesto mi bikini favorito, el azul con topos blancos, y un vestido blanco muy fresquito. Extendí mi toalla y cogí un libro que tenía bastante abandonado últimamente. Me enfrasqué en la lectura de A tres metros sobre el cielo, de Federico Moccia. Un gran escritor de novelas románticas. Busqué a mi hermano con la mirada. Estaba jugando a las palas con unos chavales de nuestra edad. Admiraba su forma de ser. Siempre tan extrovertido. Tenía una inmensa facilidad para hacer amigos, cosa que siempre había envidiado. Yo era todo lo contrario, aunque tengo que decir que siempre he sido una persona muy independiente. No necesito a nadie para pasarlo bien. Me gusta pasar mi tiempo en compañía pero también disfruto de la soledad. Es agradable.

Me cansé de leer y empecé a observar a la gente que había en aquella abarrotada playa. Decenas de niños neoyorquinos jugando en la arena, bañándose en el océano, disfrutando del verano y de las vacaciones. Sin embargo, me llamó bastante la atención una niña de unos 4 o 5 años que jugaba en la arena a hacer castillos. En aquel instante mi mente se llenó de recuerdos de cuando era niña. De algún modo, me sentí identificada con ella. Amaba el mar con toda mi alma. Siempre lo había preferido antes que las piscinas. Pensé en cómo sería vivir en una ciudad que no tiene playa. Creo que me sería prácticamente imposible. Yo no puedo vivir sin el mar. Ese uno de los motivos por los que amo mi ciudad. Es tan relajante. Sacudí la cabeza volviendo en mí. Uno de mis mayores defectos es la facilidad que tengo para perderme en mis pensamientos y paranoias, y olvidarme así, de la realidad. Soy un despiste absoluto pero, ¿Qué se le va a hacer? Guardé el libro en mi bolso y me dispuse a meter los pies en el agua. Sin duda, el agua del Océano Atlántico está mil millones de veces más fría que el agua del Mar Mediterráneo. Me metí de golpe sin pensármelo dos veces. Mucho más fácil así. Dios mío, estaba tan helada como un cubito de hielo pero era relajante.

Pensé en qué haría después de la playa. Me apetecía comerme una buena hamburguesa con patatas. Y luego, quizá podría ir de compras o a dar otro paseo. Caí en la cuenta de qué había quedado que llamaría a Dani. Bueno, después de comer. Will me había llamado esta mañana para decirme que hoy iba a comprar los libros para el nuevo curso de universidad. Y de Noah no sabía nada desde anteayer.

-¡Ei, Juli! ¿Quieres jugar con nosotros a un partido de voleibol? –me preguntó Lucas desde la arena.

Salí del agua para acercarme a él y a sus dos nuevos amigos.

-Claro, ¿Por qué no? –dije convencida. –Hola, soy Júlia, la hermana de Lucas.

-Encantado, Júlia. Yo soy Kyle y ella es Linette. –dijo presentándose el chaval moreno que estaba con mi hermano.

Les saludé amistosamente a los dos y fuimos jugar los cuatro el partido. Nos dividimos en dos equipos, Linette y yo, por un lado, y Kyle y Lucas. Fue fácil ganarles, esa chica y yo hacíamos un buen equipo. A mí no se me daba demasiado mal el voleibol y ella era bastante buena jugadora. Me cayeron bien desde un principio. Parecían chichos muy majos. Comimos los cuatro unas hamburguesas sentados en la orilla de la playa.

-Oye, Lucas, ¿Te parece si llamo a Dani y quedamos con él esta tarde? –le pregunté a mi hermano después de despedirnos de Kyle y Linette, que se tenían que marchar.

-Genial, tengo ganas de verle. –respondió sonriente.

Cogí mi móvil y marqué su número de teléfono.

-¿Hola?

-Hola Dani, soy Júlia.

-¿Qué tal, guapa? –dijo riéndose.

-Muy bien, ¿y tú? Me preguntaba si te va bien quedar esta tarde y ves también a Lucas.

-También, gracias. ¿Esta tarde? Perfecto, pero si lo prefieres veniros a cenar esta noche a mi casa y ya de paso conocéis a mi novia. ¿Qué te parece?

-¡Vale! Por mí bien. –respondí alegre. – ¿Te importa si viene alguien más con nosotros?

-Para nada, cuántos más, mejor.

-Gracias, Dani. Nos vemos luego. Un beso.

-Hasta luego, Juli. Ahora te mando la dirección.

Colgué el teléfono y le conté los planes que teníamos para aquella noche a mi hermano. Él aceptó encantado y volvimos a casa para ducharnos y vestirnos para la cena. En cuanto llegué a casa llamé a Noah y a Will para ver si podían venir a la cena.

-¿Will?

-Hola, preciosa. ¿Cómo estás? –respondió su dulce voz al otro lado del teléfono.

-Bien, ¿Y tú? Oye, te quería preguntar si tienes algo que hacer esta noche. –pregunté mordiéndome las uñas.
–Me gustaría presentarte a alguien.

-¿Esta noche? Para nada. ¿A alguien? ¿Quién es? –preguntó curioso y a la vez algo extrañado.

-Sí, la verdad es que es algo raro. Me encontré con Dani, fue mi mejor amigo de pequeña. –expliqué brevemente.

-Ah, vale. ¿Nos vemos entonces? ¿Dónde tengo que ir?

-Por supuesto, ven a casa a las 8 y vamos desde aquí. –aclaré.

-Ok, allí estaré, preciosa. Hasta luego.

Colgué el teléfono y fui hacia el salón. Lucas hablaba por teléfono con Noah. Esperé a que terminaran para poder hablar con él.

-¿Has hablado con Noie? –pregunté cogiendo una de las galletas que había sobre la mesita de enfrente del sofá y llevándomela a la boca. Mmm… chocolate.

-Sí, dice que puede venir. ¿Hemos quedado a las 8, no? –respondió él.

-Yes. Bueno, voy a ducharme y vestirme para esta noche. –dije finalizando la conversación.

Fui a mi habitación y cogí todo lo necesario para ducharme. Faltaban unas tres horas para la cena así que me estuve un largo rato en la ducha, bajo el agua ardiente. El agua caliente me despejaba la mente, aclaraba mis ideas. Aún tenía planes en mente que llevar a cabo. Que pronto llevaría a cabo. Salí de la bañera algo adormilada. Me sequé con la toalla y me puse mi cómodo y suave albornoz azul. Volví a mi habitación y rebusqué por mi armario algo qué ponerme. Tras una larga y exhaustiva búsqueda, di con algo que me gustaba. Me puse unos tejanos largos oscuros, una camiseta blanca de tirantes, mis tacones negros y una chaqueta de cuero negro, de ésas que parecen de motoristas. Me sequé el pelo y me lo recogí en una coleta alta. Me maquillé lo justo, no me gustaba demasiado maquillarme. Eran las 7 todavía. Cogí mi portátil y pasé todas las fotos que había hecho al ordenador. Estuve la hora que me quedaba escuchando música en YouTube. Viendo videoclips nuevos que iban saliendo, y recordando los viejos. Hacía bastante tiempo que no entraba en el ordenador. Desde que había llegado a Nueva York, había entrado apenas una par o tres de veces, no más.

-Juli, ¿estás lista? Tenemos que irnos ya. –dijo Lucas apareciendo por el marco de mi puerta.

-Sí, claro. En seguida salgo. –respondí sonriente.

Paré la música y apagué el ordenador. Cogí un pequeño bolso negro con topos blancos y metí el móvil y las llaves de casa. Salí al salón donde ya estaban los tres preparados para salir. Noah llevaba un precioso vestido azul agua de palabra de honor, con ligeras ondas en las puntas de su brillante pelo. Iba guapa y elegante, como siempre. Will llevaba un polo blanco, con los primeros botones abiertos, y unos tejanos bastante oscuros, y sus bambas Nike. Se había alborotado el pelo a su manera tan peculiar que me encantaba. Corrió a abrazarme en cuanto me vio aparecer en el salón, a lo que respondí encantada. Me susurró al oído que iba preciosa, no puede evitar que en mi cara apareciera una amplia sonrisa y mis mejillas enrojecieran. Lucas llevaba la camisa blanca que le regalé por nuestro pasado cumpleaños, y unos tejanos cortos por las rodillas, y sus Converse blancas. Se había hecho una especie de tupé que no me desagradaba en absoluto.

Abracé a Noah también y le di dos besos. Una vez estábamos todos listos, salimos a la calle y fuimos hacia la estación de metro que había más cerca de casa. Dani me había enviado la dirección, no era difícil llegar pero preferíamos ir en metro antes que en coche. Salimos a la calle de nuevo, la temperatura ahora era perfecta. No hacía ese típico calor pegajoso y aplastante ni tampoco frío provocado por vientos. El cielo despejado y se veían muchas estrellas. Me extrañó bastante ya que Nueva York era una gran ciudad con bastante polución. Dimos rápidamente con la calle donde vivía nuestro amigo gracias a las indicaciones que teníamos. Dani vivía en un apartamento en un barrio muy tranquilo y bonito de la ciudad. Picamos al timbre y al instante, la puerta se abrió y pasamos al interior del edificio. Cogimos el ascensor y subimos hasta la cuarta planta. Ático D. Tras la puerta, apareció un sonriente Dani junto con una chica de pelo castaño, que debía ser su novia.

-¡Dani! –saludé alegre y fui a darle un gran abrazo. Lucas me imitó y fue a saludar a su amigo, que tanto tiempo hacía que no veía.

-Dios, tío. ¡Cuánto has cambiado! Parece que has crecido y todo. –bromeó Dani y me reí. De pequeños nos solíamos burlar de mi hermano porque era bastante bajito, pero ya había dado el estirón. –Bueno, os presento a mi novia, ella es Chiara.

-Oh, encantada, yo soy Júlia. Él es Will, mi novio, y ella es Noah, la novia de Lucas. –dije presentándolos a todos. –me acerqué a ella y le di dos besos.

-Encantada, ¿Y tú eres Lucas, verdad? –preguntó ella con un bonito acento italiano.

-Sí, un placer. –dijo educadamente mi hermano.

Terminamos las presentaciones y nos dirigimos a la mesa para cenar. Era un apartamento muy bonito y sencillo. Era el típico neoyorquino que sale en las películas y series de televisión, esos que tienen las paredes como de tochos rojizos. Nos sentamos los cuatro en la mesa mientras Dani y Chiara traían los platos. De la cocina llegaba un olor exquisito. Me estaba entrando hambre.

-Espero que os guste la pasta, Chiara la hace buenísima. –dijo Dani sonriendo cuando nos trajo a todos los platos. Todos asentimos y reímos. La probé y estaba realmente buena.

-Mm… está deliciosa, Chiara. –dijo mi hermano haciendo el tonto. Ella sonrió amablemente.

-Oh, muchas gracias. Es una receta familiar. –respondió alegre.

-¿Así que eres italiana, verdad? Tienes un acento precioso. –pregunté sacando tema de conversación.

-Sí, soy de Nápoles. –añadió ella dibujando una sonrisa mientras Dani le cogía la mano cariñosamente. –Mi familia tiene un restaurante allí desde hace siglos.

-No me extraña, está delicioso. –comentó Will. –Soy un amante los espaguetis.

Nos reímos y seguimos conversando sobre distintos temas. Fue una noche muy agradable, Chiara era una chica muy simpática y alegre. Me caía muy bien, me pareció una buena chica para mi amigo. Además era bastante mona. Pasamos horas contándonos lo que había sido de nosotros, la mayoría de cosas que Dani contaba ya las recordaba, ya que el día anterior me las había explicado. La noche pasó rápidamente entre risas y bromas, habíamos congeniado bien todos, cosa que me alegraba mucho. Los chicos no paraban de hacer tonterías como niños pequeños. Hacía las 12 o así nos sentamos en los amplios sofás. Chiara, Noah y yo hablamos animadamente sobre distintos temas mientras los chicos jugaban a la Play 3, mira que les gustaba. A mí se me solían dar bastante mal los videojuegos normalmente. Will dejó su mando y se acercó a mí con una sonrisa en la cara. Me propuso jugar contra él y acepté sin pensarlo dos veces a pesar de que yo no sabía. Fue divertido, sobre todo porque yo lo único que hacía era quejarme de que el juego era defectuoso y soltar palabrotas en castellano cada vez que algo me salía mal, que solía ser muy a menudo. Los chicos se reían de mis tonterías mientras Chiara y Noah me apoyaban animadamente. Lo pasé muy bien jugando a pesar de que finalmente perdí pero aposté con Will a que la próxima vez que jugase le ganaría. La verdad es que no sé porque hice esa apuesta. Perdería seguro.

7 comentarios:

  1. Me encanto! Jajaja pobre Juliette! Pero yo tengo fé en que no perderá...Te quiero linda,siguela pronto!

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    1. Gracias jeje^^ Ya veremos,Juliette es muy mala jugando :)

      Te quiero guapa,eso espero xx

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    2. Jajaja,no creo que sea tan mala...

      Te quiero más...besos!

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  2. ¡Tienes que ganar! Yo confío en ti :') Jajaja, anda, yo quiero que pase algo entre Júlia y Will, como, por ejemplo, que se pongan los cuernos :') Nah, soy muy perversa :P Te quiero mucho rizitos xx

    PD.: Sube cuando puedas <3 xx

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    1. Jaja,no creo :) Ya veremos pero tú eres demasiado perversa e.e Bueno... Te quiero mucho neni xx

      PD:Lo intentaré ;)

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  3. Hola :) Soy RadioRebelde

    Mmmmm ¿Qué puedo decir? Tú blog me encanta y estoy deseando engancharme a tu historia :)
    Este es mi blog, si quieres pasate por el y me dices que te ha parecido ¿Vale?

    defendamosnuestrarebeldia.blogspot.com.es

    Besos

    RadioRebelde

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    1. Hola^^ Muchas gracias RadioRebelde,me alegra mucho saber que te gusta :)
      ¡Por supuesto,en seguida me paso!

      Besos xx

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