miércoles, 6 de febrero de 2013

Epílogo

-Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que vi esta foto, ¿sabes? –dije acariciándole el pelo al pequeño Michael. -¿Dónde la has encontrado?

-En un álbum, ponía “Verano 2012”. –respondió encendiendo la televisión. Sonreí al recordarlo todo. Aquel verano fue especial, fue increíble. Probablemente, el mejor de mi vida.

Dejé a Michael en el salón y subí corriendo a la buhardilla. Abrí el gran baúl de madera tallada que compramos en Sud África durante nuestro décimo aniversario y saqué todos los álbumes de fotos que tenía. Exactamente 37, uno por cada año que había vivido. Los 17 primeros estaban llenos de fotos y recortes de mi infancia y adolescencia. Los últimos 20, estaban repletos de recuerdos con las cuatro personas que más quería en el mundo. Cogí el primero y empecé a verlo. Pasando cada página, observando cada fotografía con detenimiento y sonriendo al recordar los momentos más especiales de mi vida. Mi vida entera estaba resumida en esos libros. Todos los cumpleaños, las Navidades, los viajes, la universidad…TODO. Y me encantaba recordarlo todo. Me sentía orgullosa de la vida que tenía. Nunca me imaginé las cosas que el futuro me tenía preparado. Nunca pensé que me casaría con Will, ni que viviría en una preciosa casa en Barcelona, ni que tendría tres hijos, ni siquiera pensé que llegaría a trabajar en un laboratorio pero así era perfecta y no cambiaría nada de ella.

-Mami, ¿qué haces? –apareció Gabrielle asomándose por la puerta. Mi niña.

-Viendo unas fotografías. –le sonreí.

-¿Puedo verlas? –preguntó con la habitual inocencia de una niña de 6 años.

-Claro, ven aquí.

Corrió hacia mí y se sentó en mi regazo.

-¿Quiénes son estos de aquí?

-¿No los reconoces? Son el tito Lucas y papá. –dije dándole un besito en el pelo. –Es el día que nos conocimos papá y yo, ¿no te lo había dicho nunca?

-¿Así? Qué raro está el tito Lucas. –rió mi hija. -En ésta estáis muy guapos. ¿Quién es esta chica rubia?

-Es Noah, fue la novia de Lucas durante unos años.

Fue nuestra primera foto. En aquel parque de Chinatown. Y así pasamos toda la mañana, hurgando en los recuerdos.

-¿Dónde están mis chicas favoritas?

-¡Aquí! –gritó Gabrielle corriendo a los brazos de su padres. Me levanté dejando los álbumes en su sitio con cuidado y me acerqué a ellos.

-Hola cariño, ¿mucho trabajo hoy en los juzgados? –le di un beso en los labios.

-Lo normal aunque demasiado para ser Nochebuena. –suspiró Will.

Bajamos al salón, donde se encontraban Michael y Taylor viendo la televisión, y nos pusimos a hacer la comida.

-¿Quién viene al final esta noche? –preguntó Will cortando las patatas para la verdura.

-Vienen Lucas y Helena con Bruno, Dani y Chiara con Paulette. –expliqué. –Eso me recuerda que tengo que ir a comprar el pavo y un par de regalos más para los niños y tú tienes que llevar a los chicos a béisbol.

-Está bien, ¿Y Gabrielle?

-Tiene ballet esta tarde, yo la llevo de camino. Bueno, esto está listo. ¡Chicos a comer! –dije probando la comida.

Comimos los cinco en familia, con las tonterías de los niños en la mesa era imposible no reírse. Eran la alegría de la casa.

Cogí el coche y llevé a mi hija a su clase de ballet.

-Mami, no quiero ir hoy, estoy cansada.

-¿De verdad que estás cansada y no es otra cosa? –sabía perfectamente cuando me mentía y ésta era una de esas veces.

-Es que hay una loca que me tira todos los días de la coleta y me muerde el brazo cuando la profesora no mira. Es una pesada. –dijo mirándome triste en la puerta de la academia de danza.

-¡Gabrielle! No hables así de la gente. Dile que te molesta y ya verás que parará de hacerte eso. –le di su mochila de danza. –Además, te prometo que cuando salgas te llevo a patinar, ¿vale?

-Vale pero sólo voy porque quiero ser la más mejor bailarina del mundo entero. –me reía tanto  a veces con sus ocurrencias.

-Cariño, se dice “la mejor bailarina del mundo”, no “la más mejor”, ¿de acuerdo?

-Sí, mamá. Hasta luego.

-Hasta luego princesita. –le abracé.

Compré varias cosas para la cena y un par de regalos más para Michael, Taylor y Gabrielle en el Toy’s R Us. Recogí a Gabrielle de sus clases y llevé al sitio prometido. Había quedado allí con Will y los niños. Pasamos unas horas patinando en la pista de patinaje hasta que decidimos volver a casa para hacer la cena. Al llegar, me asusté al ver a Lucas en mi sofá. Siempre olvido que tiene llaves de casa.

-¡Tito Lucas! –gritaron los niños abalanzándose sobre mi hermano.

-¿Qué haces aquí tan pronto? -pregunté acercándome a mi hermano y abrazándole.

-Pasaba para darle el sobre del viaje a Will. –respondió Lucas dándole un sobre marrón de cierta medida.

-¿Sobre? ¿Viaje? Chicos, ¿de qué habláis? –dije alterada mirándoles sin entender nada. Se dirigieron miradas nerviosas pero no dijeron palabra. –Repito, ¿qué viaje? ¿De qué estáis hablando?

-Tío, Will, ¿no se lo has dicho?

-Sh, calla, era una sorpresa. –dijo Will dirigiéndole una mirada asesina.

-¡CHICOS! –grité a pleno pulmón. Estas conversaciones me recordaban a cuando éramos unos adolescentes. –Will, explícamelo.

-Era una sorpresa, Juls, bueno ya sabes que es un viaje.

-¿Adónde? –pregunté intrigada. Notaba como me brillaban los ojos. –Dímelo, venga, dímelo.

-No, no, no. Por ahí ya no paso. Mañana lo sabrás, pequeña. –sonrió estrechándome entre sus brazos.

La verdad es que me hizo muchísima ilusión. Viajar era una de las cosas que más me gustaban en la vida. Me encantaba coger un avión y perder de vista la rutina, fuera donde fuera. Era una buena sensación, una sensación de libertad absoluta. Hacia las 8 o así fueron llegando los demás así que nos sentamos en la mesa del comedor a cenar.

-Un brindis por la Navidad. –rió Dani alzando su copa de champán. Iba un poco bebido. –Feliz Navidad a todos y que vuestros sueños se cumplan siempre.

-Por todos estos años. –dijo Will también elevando su copa.

-Y por los que nos quedan. –añadió Lucas sonriendo ampliamente.

-¡Feliz Navidad! –exclamamos las tres con nuestras copas.

Brindamos, contamos anécdotas y chistes, bebimos, reímos. Toda la noche. Éramos los seis una familia.

-Lucas, ya va siendo hora de irse, ¿no crees? –dijo Helena levantándose.

-Sí, nosotros también nos vamos. –expresó Chiara. –Hemos quedado para comer con mi suegra mañana.

Se levantaron los tres. Nos despedimos de ellos y les acompañamos a la puerta.

-Qué tengáis un buen viaje, preciosa. –sonrió Chiara. –Ya nos llamarás.

-Sí, me muero de ganas de saber adónde vamos. –respondí con nervios. –Dale recuerdos a tus padres de mi parte, Chiara.

-¡Hasta otra chicos! –gritó Dani.

Se fueron los cuatro y Will y yo nos dispusimos a recoger la mesa y la cocina.

-Voy a por los regalos. –susurró Will.

-Espera cielo, los niños están en el salón.

Se habían quedado dormidos en el sofá los tres, eran adorables. Los cogimos en brazos y los acostamos en sus respectivas camas. Dejamos los regalos bajo el árbol y subimos a acostarnos.

-¿Qué hay de las maletas? –pregunté desde el baño de nuestro dormitorio lavándome los dientes.

-Me he ocupado de hacerlas antes, no te preocupes. –dijo acariciándome las mejillas. Le besé y me metí en la cama.

-Buenas noches, Will. –dije tapándome con el edredón. Se metió en la cama, me rodeó con sus musculosos brazos y apoyé mi cabeza en su pecho.

-Buenas noches, Juls. Te quiero preciosa. –me besó en el pelo.

-Te quiero.

Y así nos dormimos. Abrazados como cada noche en estos veinte años.

Desperté por los gritos de los niños. Los encontré en el salón junto a Will abriendo los regalos.

-¡Mamá, mamá! Mira que me ha traído Santa Claus. –gritó Taylor enseñándome el juego de magia que yo misma le había comprado.

-¡Guau, qué chulo! –exclamé.

-Buenos días, cariño. –me besó.

-Buenos días cielo.

JulsAbrimos los regalos mientras desayunábamos. Debíamos darnos prisa; el avión saldría en unas horas. Subí a mi habitación, me duché y me vestí. Me puse unos tejanos, mi jersey verde de lana y mis zapatos beige. Me sequé el pelo con el secador produciendo mis típicas ondas en las puntas. Ayudé a mis hijos a vestirse y a peinarse. Cogimos las maletas y bajamos a la calle donde nos esperaba un taxi que nos llevaría al aeropuerto. Senté a Gabrielle en mi regazo durante el trayecto en taxi. Observé mi ciudad fijándome en calle, cada persona y cada coche que veía, las flores en los balcones… Me encantaba mi ciudad pero no la echaría de menos.

Mis pensamientos se disiparon al llegar a la terminal del aeropuerto del Prat. Facturamos las maletas y pasamos el control de seguridad. Will todavía no quería que supiera adónde íbamos, me carcomían los nervios. Nos sentamos a esperar en unas butacas enfrente del mostrador. Entramos en el avión y nos sentamos en nuestros asientos. Era un avión grande, con muchas butacas y pantallas de televisión en el respaldo. Era un transoceánico. Tenía pinta de ser un viaje largo.

El avión despegó y las horas pasaron sin que yo me atreviera a mirar el reloj. Calculé unas seis o siete horas. Al llegar al aeropuerto, Will me tapaba los ojos para que no pudiera ver donde nos encontrábamos, y después de pasar unos controles cogimos un taxi que nos condujo hasta el lugar que Will le indicó.

-¿Piensas sacarme esta maldita venda de los ojos de una maldita vez? –suspiré.

-Taxi, pare aquí un momento. –dijo Will en su perfecto inglés californiano. Me ayudó a salir del taxi y noté un fuerte viento golpeándome el cuerpo. Me condujo hasta una especie de barra y posó mis manos con delicadeza, estaba congelada. Me sacó la venda de los ojos. –Ya puedes abrirlos.

Abrí mis ojos con cuidado y noté un gran escalofrío recorriendo mi cuerpo. Una lágrima recorrió instantáneamente mi mejilla derecha.

-Dios mío William, te amo. –sonreí y le besé como nunca antes.

-Y yo cariño, y yo.

Los niños salieron del taxi también y empezaron a saltar y a chillar al ver donde estaban mientras Will intentaba calmarlos. Lágrimas seguían cayendo mientras observaba emocionada mi lugar favorito en este mundo.

-¡Júlia, vamos! Entra al taxi, debemos ir a casa. –gritó Will desde el taxi.

-¡Ya voy! –grité girándome. Miré de nuevo al mar, al puente y a los edificios que en ese momento me rodeaban recordando todos los momentos vividos en aquella ciudad. –Te echado mucho de menos, Nueva York. Muchísimo. –susurré llorando de felicidad. 


Hola a todos. Bueno, ya sé que he tardado un mes en escribir esto así que perdonadme. Muchas gracias a todas por haberlo leído. Ahora sí, adiós.
Os quiero mucho,
Emma xxx

9 comentarios:

  1. HAAAA, voy a llorar. De verdad en este tiempo hiciste una novela genial que me encantarìa que no hubiera acabado. Sos impresionante realmente me siento orgullosa de llamarme tu Lectora es increible.
    Los mejores 7 meses de mi vida, se que estos pase leyendo una ASOMBROSA novela.
    Lo único que me queda por decir es Gracias, Gracias por esas lágrimas. Gracias por esas risa, por todos esos momentos de diversion y de amor.
    Gracias por escribir como lo haces y mas. Es una pena que acabe pero como todo en esta vida, tiene que tener un fin y me alegro que sea este HERMOSO final que me a hecho escapar un par de lagrimas. No cambies nunca porque se ve que sos una impresionante persona.
    Con todo mi amor, de una lectora que te admira.
    Love u Aru

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Dios mío, yo sí que voy a llorar. Tu comentario me ha emocionado muchísimo, de verdad. Me alegro infinitamente que te haya gustado mi novela. 7 meses... La verdad es que el tiempo pasa muy rápido, recuerdo como si fuera ayer la noche que empecé a escribir esta historia. Por favor no me des las gracias. GRACIAS a ti por leerla, por comentar y por dar tu opinión. Soy yo la que está infinitamente agradecida, en serio. Se me saltan las lágrimas al leer tu comentario, estas cosas no me suelen pasar. Muchísimas gracias, Aru. No sabes cuánto significa esto para mí.

      Con todo el cariño del mundo,
      Emma

      Eliminar
  2. Ay, que me da, que me da. Ha estado asdfghjsdf. Me he reído con los niños, esto sólo se te ocurre a ti. Es tan... bonito todo. Ha sido increíble, lo mejor de todo, asdfghjsf. Dios, no me lo imaginaba así, es un precioso final, no lo podrías haber acabado mejor, des de luego que no. Will es tan asdfgsfg, y Júlia recordando todos los momentos vividos... Pff... Que me pongo a llorar y todo recordando nuestros momentos.
    Te quiero muchísimo, hasta el infinito y más allá. Eres genial, de verdad. Gracias por todo, pitufa.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchísimas gracias, Lauretapps. Me alegro muchísimo de que te haya gustado el final. Espero haber estado a la altura, quería que la historia tuviera un final apropiado. Sí, bueno, los personajes son así. Jajaja sí, todos esos momentos que hemos pasado juntas y los que nos quedan, recuérdalo.
      Yo te quiero más, reina. ¿Yo? Tú sí que lo eres, eres increíble. Nos vemos mañana en el cole xxxxx

      Eliminar
  3. HE LLORADO... POR DIOS, Tu novela es perfecta, en serio, nunca la olvidaré... Recuerdo cada uno de los capítulos, las aventuras... TODO, NO PUEDE TERMINAR ASÍ :( Pero buaaano, al menos un final feliz y conmovedor, Creeme que tenía ganas de muuuuucho más, pero no importa. Si de pronto decides seguirla, o creas otra... Allí estará Valerie, tu seguidora fiel... No lo dudes, la palabra "GRACIAS" Te queda corta, con un simple gracias no es suficiente para expresar todo lo que he vivido con esta PERFECTA HISTORIA, Es... ewiudosarifsojarewijkohsajk, tu me entiendes, ¿no? A esta novela le debo mucho, ya que no solo es una de las mejores que existen, si no que pude contactar contigo, una de las personas más maravillosas. Nunca te he visto y sé que probablemente NUNCA lo haré, pero espero que sepas que te quiero mucho. Seh, ya me puse sensible y tal vez irritante, pero es que quería decírtelo. Echaré de menos esta perfecta historia... Nunca la olvidaré, espero que tú no me olvides y sigamos en contacto hermosa, muchísimos besos :*. Tu lectora fiel, Valerie.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Aww*-* Muchísimas gracias, en serio. Eres un cielo <3 Gracias, muchísimas gracias por haber estado ahí siempre, tal y como dijiste. Se me saltan las lágrimas... La verdad es que no sé decir, no tengo palabras. Simplemente diré gracias, muchísimas gracias y de verdad, eres increíble, eres genial. Y aunque no te conozca personalmente realmente creo que eres una persona maravillosa y única. Ai, me encantas, de verdad <3 Ya, me encantaría conocerte algún día. Ojalá...Sólo diré que si algún día voy a Paraguay, te avisaré. Yo también te quiero mucho, preciosa. Jajaja, no mujer, si me encantan tus comentarios. Créeme, estas cosas no las olvido así que no te preocupes, que me acordaré toda mi vida de esta experiencia. Por supuesto, seguiré comentando en tu blog. Muchísimos besos para ti también guapísima.
      Emma xxxx

      Eliminar
    2. Cielo, Emma, te extraño, ¿qué ha pasado de ti? ¿De tu vida? TE EXTRAÑO MUCHO, MUCHO, MUCHO. PD: Contestame si lees esto. Te quiero muchísimo <3.

      Eliminar
    3. Ah, Valerie, no me mates, perdóname cielo. Lo sé, lo sé, llevo muchísimo tiempo sin dar señales de vida por tu blog pero entiéndeme, no estoy pasando por mi mejor momento. Estoy un poco alejada del ordenador últimamente pero te prometo que vuelvo en seguida. Lo siento muchísimo, cielo. Te quiero muchísimo guapa <3

      Eliminar
    4. Ah, lo siento hermosa, si quieres hablar sobre el tema, recurre a mí, te ayudaré en todo. No te apresures en volver, si estás mal, tómate tu tiempo, ¿si? Solo quiero que sepas que cuentas conmigo para lo que sea, tal vez no te conozca en persona, pero tu escritura refleja quién eres y es suficiente para darme cuenta que eres PERFECTA. No te disculpes, te entiendo, también te quiero :).

      Eliminar